Te tachan de
inmoral, pero he de decirles a aquellos que lo hacen que eres la más sincera de
las que he visitado hasta ahora. Ámsterdam: la ciudad de la diversidad, de la
tolerancia, de lo variopinto. Paraíso para algunos, ciudad de perdición para
otros. Envuelves al pecado de legal nobleza y solo por eso destierras de ti la
hipocresía. Proteges a tus trabajadores y clientes por igual; de lo único que
se te puede criticar es de llevar a cabo un capitalismo traslúcido, y aun así…
Pero está esa
otra Holanda, la de las afueras: la campiña, los molinos, los paseos en
bicicleta, los canales, los tulipanes que florecen en abril, los quesos de
granja, los suecos. Tú también conformas la patria, tú también eres paisaje
corriente. No te hundas en los pantanos con el peso de tu fama, mantente a
flote y continúa exponiendo las virtudes y pecados del hombre.
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