Quisiera un mundo
opaco,
donde las cosas
no tuvieran brillo.
Un mundo con
colores y contraste,
pero donde la luz
que emana de las cosas no me dañase.
La luz, la
energía, me lastima las corneas,
rasgan mis
pupilas, corroen los bastones de mis ojos.
La crueldad de
una estrella que falleció hace millones de años
se burla de mí
aún cuando adopta la forma de un agujero negro.
Me pregunto si yo
también lastimo a alguien con mi brillo
o si acaso no
brillo y le soy indiferente a los ojos de los demás.
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