¿Serás tú la libertad que me librará de la rutina? ¿Serás tú quien cambiará mis noches de sufrir, mis pesadillas por dulces sueños? ¿Lograrás que pueda ver el mundo nuevamente, con los ojos de un recién nacido?
Quítame éstas cadena con grillete y llévame lejos, muy lejos de aquí, al menos en alma y mente. Permíteme pensar en ti, sé dueña de mis imaginarios y realidades.
Estoy agotado del itinerario, cansado de esta absurda repetición donde nadie sede, de repetir una y otra y una y otra vez el mismo sainete.
Tengamos contacto, al menos un segundo, para que mi corazón se olvide de la ética y la moral. Que el bien y el mal no sean cosas por las cuáles debamos preocuparnos ahora. Y que nuestro abrazo infinito sea la única verdad importante.
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