miércoles, 15 de septiembre de 2010

Con sabor a vida.

Sean cuales sean tus sentimientos, te pertenecen sólo a ti y nunca serán iguales a los de otro, aunque concuerden. Ninguna persona puede sentir el mismo dolor que la otra, todos soportamos la pérdida a nuestra manera.

No cambiaría mis dudas ni por todas las certezas del mundo.
No cambiaría mi pasado ni por el mejor de los futuros.
No cambiaría mis tristezas ni por el día más feliz.
No cambiaría mis defectos ni por todos los dones.
No cambiaría quien soy por ser otro o como los demás quieren que sea,
porque la vida está llena de dudas que deben ser aclaradas, deudas que esperan ser saldadas, tristezas que necesitan ser superadas, pasados que no pueden ser borrados, todo eso me complementa y me hace disfrutar, a mi manera, la vida que estoy llevando, la que elijo, la que comparto y la que quiero. Sin esas dudas, deudas, pasados, tristezas y defectos, la vida no tendría gusto a vida, sino a vacío.
El café se caracteriza por su amargura, y la gente lo toma y lo disfruta. Así es la vida, amarga, agria; a veces dulce como la miel o salada como el mar; pero la única vida que no vale la pena vivir, es una vida sin gusto.

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