sábado, 5 de abril de 2014

Literatura.

  Boquitas pintadas besan las cicatrices que
nadie, nada, nunca me dejaron en el cuerpo,
y alientan mi respiración artificial
mientras una rosa blindada vela por el sueño de los héroes.
  Todos bailan cuando el acompañamiento
recita cánticos sobre héroes y tumbas;
todos menos los reventados, que son atacados por las ratas y las fieras.
  Y un niño, que encuentra un juguete rabioso entre ruinas circulares
pierde, en el camino, un kilo de oro en la masmédula.
  La vida es tango, misteriosa Buenos Aires;
un constante vivir afuera,
variaciones en rojo de un viaje olvidado;
y si logramos decir sí, algún día, quizás,
las puertas del cielo se abrirán para nosotros.

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