jueves, 4 de julio de 2013

Llamada urgente.

Bienvenido a su casilla de mensages de Movilmás. Usted tiene 8 mensajes nuevos. Menú principal, para escucharlos ingrese uno, para guardarlos ingrese dos, para borrarlos ingrese tres, para cambiar sus opciones personales ingrese ocho. Primer mensaje nuevo: “Hola doctor Miranda, discúlpeme que lo esté llamando a su celular, pero es que llamé a su consultorio y su recepcionista me dijo que estaba de vacaciones, así que tuve que pedirle su número para hablarle pero cuando ella se negó le dije que era por una situación de vida o muerte por mi tema de salud y aceptó darme su celular. Perdón por mentir, en realidad no es tan grave el asunto pero tenía que consultarlo con usted ya que conoce mi situación y no estoy como para seguir gastando plata ni tiempo con más médicos. Disculpe las molestias, sé que está de vacaciones. Soy Marina Vázquez la señora del edema pulmonar. Me presenté hace dos meses en su consultorio y le agradezco toda la buena atención. Quería preguntarle si es posible que me cambiara algunos de los medicamentos. Usted me pidió que le avisara si tenía algún efecto contrario pero no es por eso que lo llamo. Es que le explico, usted me dio para tomarme ocho pastillitas diferentes. Me acuerdo que empecé a tomarlas enfrente suyo y me pidió que respete a rajatabla los horarios de cada pastilla. Pero cuando llegué a mi casa y vi cada cuanto tenía que tomarme algunas pastillas creí que se había confundido. Pero después me fijé en los prospectos y tenía razón usted. Pero ya me resulta insoportable. Diga que tengo el celular este que le puedo poner ocho alarmas distintas que me habisan a qué hora me tengo que tomar cada una, pero me la paso escuchando la alarma y la verdad que muchas veces me interrumpen el sueño. Quería saber si no sería usted tan amable de cambiarme los medicamentos por algunos más regulares, o por lo menos la pastillita de cada cinco horas y veinte, porque esa es la que tomo más seguido y me corta el sueño al medio. Discúlpeme por molestarlo en sus vacaciones. Mientras tanto voy a seguir tomándolas como usted me dijo. Que descanse mucho. Gracias”. Fin del mensaje.

Segundo mensaje nuevo: “Buenas noches doctor Miranda. Soy la señora Vázquez de nuevo. No quiero abusar de su buena voluntad ahora que tengo su número pero como su recepcionista me dijo que usted todavía no había vuelto me vi forzada a volver a llamarlo. No se preocupe por mí que de salud ando bien. Las pastillitas parece que me están haciendo efecto. Lo llamaba porque hay unas que se llaman, espere que me pongo los anteojos porque sino no leo un soto, “Sinlip diez rosuvastatina diez miligramos” que son para la presión que trato y trato de comprarlas pero no las encuentro por ningún lado. Vaya uno a saber por qué no las entregan, tal vez hay quilombos gremiales y no las están produciendo. Igual todavía me quedan tres cajas, pero yo porque soy preventiva, ¿vio? Quería saber si usted tiene por cualquier cosa más en el consultorio así yo un día de estos me paso. Era para eso nomás. Que tenga unas lindas vacaciones. Chau”. Fin del mensaje.

Tercer mensaje nuevo: “Buenas tardes doctor. Soy yo, Vázquez. No sé con qué cara hablarle. Sé que no puede verme pero es que me da mucha vergüenza llamarlo por tercera vez sabiendo que no está trabajando. Pero esta vez le juro que lo llamo por algo serio. Bueno, no es nada grave tampoco, al menos por ahora. Pero es que le mentí en algo. Usted me dijo que le avisara si las pastillas me generaban algún malestar o efecto alterno. Bueno, tengo que confesarle que hay algunas pastillas que me hacen ciertas cosas. Anoté en un papelito los efectos que me produjeron: una me dio náuseas, otra me dio comezón en los codos, otra me provocó cosquillas en el diafragma y otra piel de gallina. No sé si seré alérgica o algo, me veo en el espejo y no noto sarpullido ni manchas en ninguna parte. Tal vez sean ideas mías y yo esté jodiéndolo, perdón, molestándolo mientras usted disfruta con su familia. Perdón, no le pregunté si usted es casado, no es que me quiera meter en sus asuntos, pero un hombre de su edad ya debería haber encontrado alguien con quien pasar sus días. Le ruego me perdone. Espero que vuelva pronto. En el consultorio ya no me atienden, no sé si la muchacha está de vacaciones también o tiene detector de llamadas y no me quiere atender. Bueno, lo mantengo al tanto por cualquier cosa. Saludos”. Fin del mensaje.

Cuarto mensaje nuevo: “Doctor. Perdón que lo llame a las cuatro y veinte de la mañana, pero no va a creer lo que acabo de descubrir. Bueno, en realidad no lo descubrí recién. Lo vengo investigando desde hace un par de días esto que le vengo a decir. Disculpe que no se lo haya dicho antes pero es que todavía tenía mis dudas al respecto pero ahora estoy totalmente convencida. Las pastillitas que usted me dio, las ocho en total, me producen cosas raras en el cuerpo, pero rarísimas. Hay cosas que ni siquiera puedo explicarle, pero estuve anotando en un cuadernito cada cosa que sentía. Los efectos son casi automáticos cuando me tomo las pastillas y no duran más de cinco a diez minutos. No se preocupe que no son nada graves pero es cosa de no creer. Le explico por si no se acuerda. Qué se va a acordar, usted debe de tener demasiados pacientes como para acordarse de mí. Usted me dió ocho pastillas a las que llamé P1, P2, P3 y así hasta la ocho. Cuando me toca tomarme una pastilla no siento nada, el tema empieza cuando a una misma hora me corresponden dos o más pastillas. Le doy un ejemplo. La pastillita P1 y la P3 juntas son las que me generan ese cosquilleo en el diafragma que le conté la otra vez. La P2 y la P3 son las de la picazón en los codos. La P2 y la P4 son las de piel de gallina. Y los efectos se repiten cada vez que se combinan las mismas pastillas. Le sigo contando. La P5 y la P6 me dan calambres en las piernas; P7 y P8, ataques de risa; P4, P5 y P8 ¡me dan ganas de cantar la marsellesa, y ni siquiera me sé la letra! La busqué en internet y todo porque el impulso es irrefrenable. A medida que son más las pastillas los efectos parecen ser más potentes. Si combino P1, P3, P5 y P8 me pongo automáticamente a saltar como una desquiciada. Me hizo pasar un papelón en frente de mis amigas que creían que me iba a agarrar un ataque. Pero quédese tranquilo, doctor, que ningún efecto fue nocivo. Me retracto de lo que le pedí en los otros mensajes. No quiero cambiar de medicación. Estas pastillas me han dado un nuevo pasatiempo con el que mantenerme entretenida. Lo mantengo al tanto de la situación, doctor. Un abrazo”. Fin del mensaje.

Quinto mensaje nuevo: “Buenos días doctor. Lo llamo para darle el parte del día. Estuve haciendo unos cálculos para ver cuántas posibles combinaciones de pastillas hay y por ende cuántos efectos diferentes me pueden provocar. Es una pavada sacar la cuenta, aunque me costó un huevo entender lo que dice en wikipedia. Le explico, yo tomo ocho pastillas, ¿no? Bueno, si quiero saber cuántas combinaciones de tres pastillas puedo hacer de ese conjunto de ocho sin repetir en la combinación la misma pastilla tengo que multiplicar ocho por siete por seis y a eso dividirlo por tres por dos por uno. Si quiero saber cuántas combinaciones de dos pastillas se pueden hacer hago ocho por siete dividido por dos por uno y así con todas. Al final se suman todos los resultados y eso nos da el total de combinaciones. Tenemos que sacar las pastillas que me tomo individualmente que ya le dije no me producen nada en especial. Se va a caer de culo cuando escuche las combinaciones totales que se pueden hacer, lo dejo adivinar un rato… tiempo, ¡247 combinaciones distintas! La verdad me decepcioné cuando vi el resultado, esperaba un número mucho más grande como mil y pico. Doscientos cincuenta efectos me suenan que son muy pocos y ya registré cerca de cincuenta. Ahora que entramos más en confianza, Marcos, permitime tutearte. El otro día casi me muero. Me tocó tomarme las pastillas P1 y P3, que son las que te conté que me dan cosquillas en el diafragma, vos dirás en la panza, pero no, es más adentro, es rarísimo. Bueno, dejame que te cuente. Me tomé la P1 y la P3 junto con la P7. Para todo esto la P3 y la P7 juntas me habían dado… ay me muero de vergüenza contándotelo pero vos sos médico y no te va a causar impresión, me dieron colitis. Imaginate lo que pasó cuando me tomé la P1, la P3 y la P7 juntas… ¡Diarrea con ataque de cosquillas! Fue un desmadre de diez minutos eso. Pero bueno, lo peor ya pasó y por suerte no son de las que más se repiten. Así que cambiemos de tema, no quiero darte una mala impresión de guaranga nomás. Pero tengo que confesarte que hay algunas que me generan cosas que hacía años no sentía. La P4 con la P5, P6 y P8 me levantan la temperatura y la P2 con la P6, la P7 y la P8… ¡Ay, no! Me muero de vergüenza contándote esto. Mañana te llamo para avisarte qué más descubrí. La verdad que tus pastillitas hacen maravillas, Marquitos. Te mando un beso. Nos vemos a la vuelta”. Fin del mensaje.

Sexto mensaje nuevo: “Ay Marcos, no sabés qué emoción. Quiero compartir este momento con vos. Dentro de treinta segundos me toca probar la combinación P1, P2, P3, P6 y P8. Es la combinación más larga hasta ahora desde que tomé todas las pastillas juntas. Me muero por curiosidad por saber qué me van a dar ganas de querer hacer. ¿Visitar a mi hermana? ¿Leer  Página/12? ¿Escuchar el aullido de un oso polar? ¿Treparme a un semáforo? Preparate Marcos, ahí van… ¡Qué gusto a mierda que tienen estas pastillas! Y a ver cuándo aparecés vos, pelotudo. ¿Qué tenés, un mes de vacaciones? Ojalá yo me pudiera rascar la argolla como vos en vez de quedarme acá cagándome de frío y laburando como una boluda. Dignate de atender el teléfono al menos si tenés huevos, cornudo”. Fin del mensaje.

Séptimo mensaje nuevo: “Marcos discúlpame. No quise ofenderte. No fui yo, fueron las pastillas, te lo juro. Ay, no sé cómo pedirte perdón. Olvidate de lo de recién, olvidate. Te prometo que no te llamo más. Adiós”. Fin del mensaje.

Octavo mensaje nuevo: “Marcos, estuve sacando cuentitas de nuevo. Quería ver cuándo me iba a tocar tomarme las ocho pastillitas juntas otra vez. La que tomo con menos frecuencia es la P8 que es cada treinta y seis horas, y la de más frecuencia es la P1 que es cada cinco horas y veinte minutos. Pero algunas son más jodidas como la P4 que es cada nueve horas con trece minutos y la P5 cada diez horas con cuarenta y siete minutos. La verdad es que todo lo hice para probar las ocho pastillitas de nuevo. Cuando vos me las diste para que me las tomara todas juntas me hicieron sentir, no sé… joven, linda, rejuvenecida. Me sentí como que volaba, ligera. Pero ahora me siento decaída, me veo en el espejo lo gorda y vieja que estoy y quiero sentirme como esa vez que me diste las pastillitas. Para serte sincera hice un poquito de trampa, a veces me tomaba las pastillas un poco antes o después de tiempo porque no calzaban con las otras y para ver qué me hacían. Pero, vos también qué querés, si también algunas tienen unos horarios de miércoles. Te decía que hice la cuenta para ver cuánto faltaba para tomarme todas las pastillas juntas otra vez y… y… no pude, la calculadora de casa es muy chota y salí a comprar una de esas científicas y tampoco pude y probé con la computadora y los resultados me daban con coma y punto y no entiendo el sistema yanqui de mierda este y busqué en internet pero no encontré la solución. Pero seguro que la solución es eterna, tan larga como pensaba que iban a ser las combinaciones, una serie infinita de números que no me alcanzaría esta vida entera ni siete vidas más para decirte. Así que te pido disculpas, pero voy a ir en contra de tu petición y me las voy a tomar todas, así, de un saque. Necesito sentir ese fuego de nuevo, necesito sentirme mujer, sentirme humana. Perdón…”. Fin del mensaje. Ese ha sido su último mensaje. Para repetirlos ingrese uno, para guardarlos ingrese dos, para borrarlos ingrese tres. Los mensajes han sido borrados. Usted no tiene más mensajes.

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