domingo, 22 de mayo de 2011

Haiku

La espada se oxida,
desenvainada.
Ha perdido su funda.

Mis armas ya no sirven.
Solo quedamos yo
y mis pensamientos.

Aunque no la veas,
la luna vela
por nosotros dos.

Me acuesto,
todas las noches,
recordando tu tibio regazo.

Me caigo,
pero se que con tu ayuda
volveré a estar de pie.

Mojo mis pies en el mar
mientras siento que
el viento me trae tu recuerdo.

Aunque te ignore,
tu serás la dueña
de mis ojos.

Aunque esté oscuro,
levanta tu mirada
que ella te guiará.

Oigo aquella melodía,
mientras mi café amargo
se enfría.

Hago el esfuerzo,
pero veo que la meta
nunca se acerca.

Me veo rendido,
pero sé que en algún lugar
alguien me espera.

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