domingo, 31 de julio de 2011

Rapsodia de tristeza.

Qué triste es el paisaje que la ventana dibujó para tus ojos, bastante acorde a la estación y a tu estado de ánimo. La oscura noche abraza tus frágiles sueños mientras el sonar de una pobre rapsodia llena tus oídos. Una lágrima de sangre recorre tus pálidas mejillas que algún día fueron del color de la flor del cerezo. Frío el viento sopla contra el vidrio de tu ventana y te preguntas cuánto más durará el invierno sin mí.
Acurrucada en la cama, bajo una coraza de frazadas. Laméntate en silencio, doncella de la soledad. Reza por tu amado, que al día siguiente aún puedas mantenerte en pie y que el ocio no ocupe tus ratos libres en donde el diablo se oculta para atormentarte a diario.
Pídele un deseo a la luna con la esperanza de que se haga realidad, pero ten en cuenta que el milagro sólo se cumple una vez y puede que éste no vuelva a llamar a la puerta. Atenta, recuerda mis últimas palabras de adiós y evita que la melancolía invada una vez más tu corazón; porque la noche es traicionera y la razón puede hacerte perder la cabeza en un tifón de memorias de tiempos que fueron mejores.

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