Me siento sobre los escalones de la puerta de mi casa mientras contemplo el cielo nocturno. Dejo que la tranquilidad y la paz de la noche me llenen. La atmósfera es tan clara y suave, todo lo tiñe la hermosa luna llena de un blanco azulado. Fijo me quedo mirándola y me pregunto si tú también puedes verla donde quieras que estés. Una figura sin rostro, un cuerpo sin nombre; sé que aún no te conozco, pero también sé que estás allí. En mis sueños, en mis acciones, dueña de mis esperanzas y mis metas, de mi prosa y de mis versos. Esa misma luna será testigo de nuestro amor algún día; la misma que escucha mis rezos, la misma que renueva mi fe. Seré paciente una vez más; por ti, por nosotros.
Búscame tú también, te lo pido. Soy el chico de ojos tristes y sonrisa melancólica, aquél que siempre te mentirá para no preocuparte, aquél que te dará la fuerza necesaria para no desistir, aquél que jura renunciar a tu amor antes de hacerte daño. Luna, sé guía y juez de mi amor, aquél que aún no puede ser pronunciado, pero que el tiempo transformará, algún día, en el presente de dos amantes.
Diego Hernán Rosain (Argentina, 1991) Licenciado y Profesor Normal y Superior en Letras por la Universidad de Buenos Aires (FFyL-UBA). Adscripto a la cátedra de Problemas de Literatura Latinoamericana a cargo de la Prof. Marcela Croce con el proyecto titulado: “Ficciones especulativas: emergencia y contacto entre las poéticas de Macedonio Fernández y Jorge Luis Borges”. Ha publicado artículos en revistas como Puesta en Escena, Exlibris y BADEBEC. Dirección electrónica: dhernan_rosain@live.com.ar
domingo, 20 de marzo de 2011
miércoles, 16 de marzo de 2011
Obstáculos.
Cargo en mis hombros el mundo de más de una persona
y esperan que tome decisiones que se ajusten a sus conveniencias.
Porque lo que importa es el tiempo que ellos ganan
y no el tiempo que me hacen perder.
Disculpa si tropiezo con cada piedra,
pero no soy yo quien las pone en el camino.
Disculpa si te pregunto mil veces lo mismo,
pero o soy yo el que no te entiende o tú no sabes explicar.
Disculpa si no encontraste en mí lo que buscabas,
eres libre de seguir tu rumbo.
Pero no me pidas que sea otra persona,
no me pidas cosas que no puedo cumplir,
no me pidas que cumpla con expectativas que son tuyas.
Si mi barco se hunde,
vaciaré la cubierta con mis manos hasta tocar puerto.
Si mi castillo de naipes se cae con tu brisa,
pues levantaré una muralla alrededor para que no lo toques.
Si la ventana se cierra frente a mis narices,
partiré el vidrio con los puños y saldré por el otro lado.
Porque no puedes cambiar mi futuro,
no puedes torcer mis decisiones,
no puedes lograr que me arrepienta,
ni destruir lo que he logrado hasta ahora con mi sudor y lágrimas.
Volveré.
Me haré más fuerte,
más inteligente,
más astuto,
y superaré cada obstáculo
para que el día de mañana,
el sueño que quiero lograr se haga realidad.
y esperan que tome decisiones que se ajusten a sus conveniencias.
Porque lo que importa es el tiempo que ellos ganan
y no el tiempo que me hacen perder.
Disculpa si tropiezo con cada piedra,
pero no soy yo quien las pone en el camino.
Disculpa si te pregunto mil veces lo mismo,
pero o soy yo el que no te entiende o tú no sabes explicar.
Disculpa si no encontraste en mí lo que buscabas,
eres libre de seguir tu rumbo.
Pero no me pidas que sea otra persona,
no me pidas cosas que no puedo cumplir,
no me pidas que cumpla con expectativas que son tuyas.
Si mi barco se hunde,
vaciaré la cubierta con mis manos hasta tocar puerto.
Si mi castillo de naipes se cae con tu brisa,
pues levantaré una muralla alrededor para que no lo toques.
Si la ventana se cierra frente a mis narices,
partiré el vidrio con los puños y saldré por el otro lado.
Porque no puedes cambiar mi futuro,
no puedes torcer mis decisiones,
no puedes lograr que me arrepienta,
ni destruir lo que he logrado hasta ahora con mi sudor y lágrimas.
Volveré.
Me haré más fuerte,
más inteligente,
más astuto,
y superaré cada obstáculo
para que el día de mañana,
el sueño que quiero lograr se haga realidad.
miércoles, 2 de marzo de 2011
Amigo mío.
Amigo, no dejes que la vida te intimide;
si ella corre más rápido que tú, pues deja que se adelante un poco.
La tortuga vence a la liebre
más por su paciencia y constancia que por su esmero.
Deja de ejercerte presión, amigo mío;
agarra tu reloj y estréllalo contra la pared,
ponte al lado de un tren y grita más fuerte que él,
hasta que tus cuerdas se rompan y sangren.
Para de sufrir ese mal de amores,
que el cuerpo se acostumbra y ya no puede vivir sin él.
Encontrarás a alguien que te quiera en el futuro,
mientras tanto aférrate a mi hombro
y cantémosle a las estrellas con la voz quebrada.
¿Dónde quedó tu pasión, mi amigo?
Abre el baúl de tu alma, quítale el polvo
y exprímele hasta la última gota de talento.
Barniza tu opaca existencia y lústrala diariamente.
Por último cuéntame un chiste, viejo amigo;
devuélvele la sonrisa a tu rostro,
ríete de tu desgracia,
mófate de la sociedad,
búrlate de los noticieros,
escupe sobre los diarios,
y utiliza la Constitución y la Biblia como papel higiénico,
porque el único mandamiento que Dios creó para el hombre
es que éste sea feliz.
si ella corre más rápido que tú, pues deja que se adelante un poco.
La tortuga vence a la liebre
más por su paciencia y constancia que por su esmero.
Deja de ejercerte presión, amigo mío;
agarra tu reloj y estréllalo contra la pared,
ponte al lado de un tren y grita más fuerte que él,
hasta que tus cuerdas se rompan y sangren.
Para de sufrir ese mal de amores,
que el cuerpo se acostumbra y ya no puede vivir sin él.
Encontrarás a alguien que te quiera en el futuro,
mientras tanto aférrate a mi hombro
y cantémosle a las estrellas con la voz quebrada.
¿Dónde quedó tu pasión, mi amigo?
Abre el baúl de tu alma, quítale el polvo
y exprímele hasta la última gota de talento.
Barniza tu opaca existencia y lústrala diariamente.
Por último cuéntame un chiste, viejo amigo;
devuélvele la sonrisa a tu rostro,
ríete de tu desgracia,
mófate de la sociedad,
búrlate de los noticieros,
escupe sobre los diarios,
y utiliza la Constitución y la Biblia como papel higiénico,
porque el único mandamiento que Dios creó para el hombre
es que éste sea feliz.
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