Existen, al
menos, dos tipos de marcas:
las que uno se
hace en el cuerpo,
las que el cuerpo
le hace a uno.
Mientras que
algunos exponen sus tatuajes,
yo enseño mis
cicatrices.
Mientras que
algunos exhiben sus aros,
yo luzco mi
rostro carcomido por la viruela.
Mientras que
algunos esperan impacientes
entrar a la sala
donde les perforarán el alma,
yo espero en la
sala de pacientes
a que me realicen
una traqueotomía.
¿Quién soy yo
para rechazar lo que mi cuerpo me ha dado?
¿Quiénes son
ustedes para aceptar algo que no ha pedido?
¿O será que no
somos tan diferentes a lo que pensamos?